…Llegó lo que parecía lejano al principio, el último día, doce de agosto. Por la mañana paseamos por la ciudad, dejando pasar lentamente el tiempo. Caminaba encantado con la atmosfera grisácea y la suave temperatura con la que había amanecido el día. Fueron unos momentos perfectos, no arrastraba la molesta impedimenta diaria. Solo llevaba la vieja cámara pequeña colgada del hombro. Mientras, Naty, se quejaba lastimosamente del frío intenso que sentía (veinte grados centígrados para ella es casi un ambiente polar). Naturalmente caminaba abrigada y maldiciendo el tiempo horroroso que soportaba. Así son las cosas. Incomprensibles, a veces. Finalmente todo acabó bien. Llegamos a nuestra casa en la madrugada del día siguiente. Fin de la muestra diaria de algunas fotografías realizadas en un viaje corto y otro un poquito más largo.
30 SEPTIEMBRE 2016
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