19 OCTUBRE 2016

EL CUENTECITO DEL OCHO DE SEPTIEMBRE  V. El edificio, de cuatro plantas, está dividido en varias propiedades. Yo actuaba en una de ellas. La de al lado estaba tapiada pero había una puerta misteriosa que supuestamente era susceptible de abrirse (al menos cerradura tenía) pero yo no sabía quién era el dueño de esa llave. El caso es que al otro lado de la puerta se oían ruidos y conversaciones. Charlie, de vez en cuando, ladraba poderosamente a la puerta. Para colmo de la inquietud, sabía que esa misteriosa parte del edificio pertenece a un jeque árabe, al parecer algo integrista, que la ha comprado para hacer una mezquita y centro de estudios, lo que me intranquilizaba mucho más. Así que, con esa información y los ruidos al otro lado, se me ocurrió esta fotografía de un ser sumamente alienado y empobrecido espiritualmente (por lo del integrismo). No suelo hacer estas cosas de establecer conexiones de «mensajería» social, pero bueno, tenía tiempo por delante. Luego esta fotografía tiene poco de automática, lo único que me interesa a estas alturas, pero me permití la licencia racional por la evidente asociación que me sugería la monstruosa mezcla de poder económico y obscuras y absurdas creencias…