CRÓNICA DE UNA ENFERMEDAD FANTASMAL…Del hospital de los resultados me fui a la consulta del Señor Cardiólogo, es lo que me tocaba ese día. El Señor Cardiólogo era un tipo tan mayor como yo (últimamente los médicos de mi vida son bastante viejos), o al menos su actitud era vieja, adusta, doctoral. Ni mucho menos me cayó tan bien como el Señor Neurólogo (no es fácil que me caiga bien la gente). De todas formas, creo que la culpa de mi incomodidad era suya porque quién quiere ver a alguien extremadamente serio en el que no se adivina ni la más mínima distensión en su olvidable careto. Ninguna empatía en el dichoso Señor Cardiólogo. Imaginé que ese señor tan anodino iba a dedicarse afanosamente durante un rato a encontrar en mi corazón algún fallo que justificara su existencia en mi vida y convertirse en una solución recurrente en mi Futuro. No lo tendría fácil y menos con mi corazón que a diferencia de la cabeza me es fiel…
4 DICIEMBRE 2016
© 2013 pepe fuentes