VIAJE A BILBAO Y BURGOS (13 al 17 Abril). Viernes. A las diez de la mañana estábamos esperando en la puerta para la visita, largamente deseada, para la que teníamos entrada desde hacía días. La estructura arquitectónica es impactante y bellísima. Originalísima, tanto en la composición de volúmenes y formas como en la textura del material que lo envuelve. El interior no defrauda, grandes espacios verticales, luminosos y grandiosos. Lo primero que vimos, sin gente apenas, fueron las descomunales estructuras metálicas de Richard Serra, La materia del tiempo, que se desplegaban a lo largo de un espacio catedralicio que impresionaba. Estructurada a partir de formas geométricas elípticas, espirales, torsiones, pasillos sinuosos, era un virtuoso juego de espacios, formas y materia de unas dimensiones soberbias, sobrecogedoras. Luego, por plantas, fuimos visitando las distintas salas, majestuosas en sus vertiginosas alturas. El enorme espacio de la obra al techo ayudaba a la concentración y proximidad de la mirada y permitía un intenso diálogo con las obras. Ahora recuerdo unas magníficas composiciones de expresionismo abstracto de Mark Tobey, o Robert Motherwell. En cuanto a la fotografía, también abstracta, obras de Minor White (fotógrafo al que siempre he considerado sumamente interesante) o Harry Callahan y Aaron Siskind. La muestra fotográfica me resultó inspiradora…
2 MAYO 2017
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