VIAJE A BILBAO Y BURGOS (13 al 17 Abril). Domingo. El caso es que el asunto vasco terminó antes de que pudiéramos darnos cuenta y el domingo por la mañana nos largamos hacia casa. Paramos en Burgos, que nos pillaba de camino. Se trata, como todo el mundo sabe, de una pequeña ciudad castellana, aunque con el doble de población que la nuestra. El reencuentro con Castilla me hizo feliz. Los burgaleses estaban de fiesta y se les notaba, lucía el sol y en la calle había bastante gente. Sonaban tambores lejanos que se acercaban a la puerta de la ciudad monumental, el Arco de Santa María, magnífica construcción con fachada a modo de retablo gótico. Poco después llegó a la plaza de la catedral una procesión que celebraba la resurrección de Jesucristo. Supuse, en ese momento. Los participantes acompañaban a una virgen doliente, niños casi todos, vestidos con ropas típicas y antiguas. También bailaban muy contentos (en eso eran como los vascos). La gente se agolpaba alrededor y celebraba el jolgorio. Por el otro lado de la plaza se aproximaba un Jesucristo triunfante después de resucitar y no era para menos, claro. Los procesionarios pusieron a la madre doliente frente al hijo triunfante y casi desnudo y simularon un encuentro gozoso que más bien pareció una sucesión de topetazos…
9 MAYO 2017
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