DIGRESIÓN CINCO: En Terapia. Personaje: Carlos (Darío Grandinetti). Maestro retirado, religioso, viudo, reprimido. Sesenta años (en la vida real). Está solo. Arquetipo de persona que es capaz de sacrificar y reprimir sus más naturales pasiones en nombre de prejuicios y normas culturales y religiosas estrictas, tan rígidas como la faz de la muerte. Ha llegado a la última fase de su vida sin arrepentirse de nada, al menos aparentemente. ¡¡¡Pobre diablo!!! Ni siquiera posee la gallardía de la reflexión crítica, aunque pueda dolerle. De algún modo te compadeces de él porque sigue siendo tan ridículo como cuando se equivocaba gravemente en su juventud. Ha conseguido ser el mismo de entonces, transportado en el furgón blindado de los dogmas. El problema es que ahora, en la sesentena, se retuerce como un áspid acorralado y es capaz de envenenar todo lo que toca. A pesar de todo, un inmenso Grandinetti da vida a un hombre entrañable y auténtico, capaz de fumar y tomar mate en una especie de ceremonial que solo puede firmar un argentino. Su actitud es inquietante y denota una inteligencia brillante de la que es capaz de obtener sorprendentes resultados. Nota sobre la fotografía de hoy: por supuesto que no tengo una fotografía de Grandinetti, pero sí de un hombre aproximadamente de la misma edad y apariencia física…
9 JUNIO 2017
© 2009 pepe fuentes