LOS CREYENTES VI. A estas lamentables circunstancias que me acompañan desde siempre (de nacimiento), se une el hecho de que estoy pasando por una terrible crisis de autoestima y de impulso para realizar cualquier actividad, sea la que sea. Supongo que eso tiene que ver con la depresión, o simplemente que presiento el final próximo y todo me da igual. Ya nada es posible, ya no hay nada hacia lo que sienta la suficiente motivación para movilizarme. Siempre se me aparece la nefasta pregunta: ¿para qué? Ahora nunca encuentro la respuesta. A partir de ahí, lo poco que hago está marcado por un instinto muy básico de supervivencia. El futuro se me aparece como una pesada carga que tengo que arrastrar penosa y tristemente. Espero que las distancias se acorten y la vejez no suponga un largo y doliente viaje a la nada. Los Creyentes tienen el consuelo de sus creencias, supongo, porque si no han hecho una inversión tonta, muy tonta. Yo salgo a su encuentro a ver si me entero de algo de su lujoso y proteico secreto, pero por más que miro sus caras, detrás de las cuales deben estar sus vidas, no veo nada que resulte alentador. Me parece que deben estar tan jodidos como yo, porque, además, casi todos son igual de viejos…
6 JULIO 2017
© 2017 pepe fuentes