DIGRESIÓN UNA (2ª). Apareció Cayo por la espalda de los espectadores, subió al escenario y nos dio las gracias por estar dispuestos a prestarle nuestra atención. Todo un detalle. Elegante. Enseguida me llamó la atención su precisa dicción, lo bien que decía su parlamento, de largo aliento. Me dije: esto empieza estupendamente ¡¡¡a disfrutar!!! Primero, unas pertinentes consideraciones hacia lo que llamó literatura maleducada, o, dicho de otro modo, toda aquella escritura que solo se ocupa de contar cuestiones personales y solo eso, ejercicios egocéntricos sin mayor transcendencia que el mero regodeo vanidoso y estúpido. Después, el personaje, que parecía el trasunto del propio Gomá, entró en materia para hablar del desconsuelo que siente por la muerte de su padre, desgracia de la que no habían pasado ni cuarenta días…
3 SEPTIEMBRE 2017
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