DIGRESIÓN UNA (3ª). Hablaba de la inconsolable e intransferible tristeza por la sensación de orfandad a la que todos nos vemos abocados antes o después. Del significado que supone perder tu referente en el mundo, pues el padre es quien dice sobre ti, quien te sostiene, quien te ancla al hecho de vivir, esté o no cerca de ti, te comprenda o no, le quieras o no. Cuando desaparece, un insondable abismo se abre ante tus pies. Ya nada será igual en tu vida. Gomá, por boca de Fernando Cayo, acierta a describir el misterio del significado del padre, y lo hace con las palabras justas, necesarias para entender el enigma. A medida que la obra avanzaba crecía en intensidad la luz que emitían el texto y el intérprete. El momento culminante, para mí, lo alcanza cuando el hijo habla de la culpa que siente hacia la relación incompleta que tuvo con su padre (a mí me pasó lo mismo con el mío), de esa falla que es, y será para siempre, imperdonable, generadora de culpa imborrable. Nunca podremos perdonarnos no haber estado a la altura de nuestra condición de hijos. Tampoco de padres, cuando llegamos a ese trance. La relación paterno filial, de ida y vuelta, siempre resulta incompleta. Sin embargo, Gomá, como es un buen hombre y cree en la vida (no queda otra), nos tiende la mano y nos habla de un posible modo de redimirnos y consolarnos (esa es la posición de Gomá que enfría mi reconocimiento hacia su obra). No obstante, la representación me conmovió…
4 SEPTIEMBRE 2017
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