LA CIUDAD MELANCÓLICA XX (o donde habitan los dioses de la paz eterna). Era jueves por la mañana, nadie parecía tener prisa. Todo estaba bien. Todos teníamos motivos para sonreír, o no, pero los motivos para no hacerlo no estaban convocados esa mañana. Ellos oraban y se bañaban en el río promisorio y redentor. Para ellos eso tenía sentido, para nosotros no; pero, lo que sí tenía sentido, mucho, era que hubiéramos decidido ir a ese río y navegar unos instantes en su acogedora e inmensa corriente. Nos acompañaba la mirada tranquila y devota de esas gentes pacíficas, el sol clemente y la bendición de Shiva. Todo rebosaba plenitud y sentido, todo estaba bien en esos momentos…
20 OCTUBRE 2017
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