28 FEBRERO 2018

DIGRESION SEIS (cinco y ya). Ordesa, Manuel Vilas. Editorial Alfaguara. “La naturaleza es una forma feroz de la verdad. La política es el orden pactado, está bien, pero no es la verdad. La verdad es tu padre y tu madre. Ellos te inventaron”. Manuel Vilas. En esta obra, Vilas dice querer y haber querido mucho a su padre (y a su madre, aunque parece que menos), “Mirarle la vida a mi padre, eso debería haber hecho todos los días, mucho rato”. M. V. Pero a mí me cuesta mucho creerme ese estado de enajenación amorosa, quizá porque me proyecto y porque para mí eso no ha sido exactamente así; y también porque nunca se quiere lo suficiente a nadie, si no es bajo los auspicios de la enfermiza obsesión o de agujeros propios que no se pueden tapar sino desde una cierta paranoia culpable. Vilas ofrece, generosamente, una descarnada y creo que honesta inmersión en su vida, y sobre todo en su pasado: “El pasado es la vida ya entregada al santo oficio de la oscuridad. El pasado nunca se marcha, siempre puede retornar. Vuelve, siempre vuelve. Contiene alegría el pasado. Es un huracán el pasado. Lo es todo en la vida de la gente. El pasado es amor también. Vivir obsesionado con el pasado no te deja disfrutar del presente, pero disfrutar del presente sin que el peso del pasado acuda con su desolación no es un gozo sino una alienación. No hay alienación en el pasado”. La obra está pespunteada de muy lúcidas reflexiones sobre el hecho de existir en el mundo, mezclados con los otros, con los ajenos, navegando entre las vivencias del pasado y del presente e incluso reflexionando con finísimo sentido del humor sobre lo que más conviene a alguien como él, o a cualquiera que pueda conectar con su frecuencia de emisión, como me sucede a mí con esta sospechosa pero gozosa intuición: “Puede que al final descubras que el único ser humano que no es un coñazo absoluto eres tú mismo”. Manuel Vilas.