LAS COSAS COTIDIANAS (que ni siquiera son cosas, solo inercias previsibles o imprevisibles, aunque siempre indeseables). Sospecho que la causa de la corrupción o infección, o lo que fuera, tiene que ver con estas tonterías que escribo diariamente. No sé. El caso es que, una vez que recibí el dichoso sistema operativo en un pendrive, resultó que no, que tampoco, que la respuesta del ordenador era que -no podía completar el proceso debido a un error desconocido-. Vuelta a empezar: llamadas, esperas interminables para conseguir contactar con alguna de las personas que supuestamente solucionan estos problemas (he llegado a hablar con seis o siete) y, finalmente, decidieron que lo mejor era llevarse el ordenador para intentar recuperarlo. Ahora trabajo un poco porque Naty me presta su ordenador, un ratito cada día. Veremos en qué queda esta estúpida e innecesaria pesadilla.
8 MARZO 2018
© 2016 pepe fuentes