9 MARZO 2018

LAS COSAS COTIDIANAS (que ni siquiera son cosas, solo inercias previsibles o imprevisibles, aunque siempre indeseables). No, no parece que la suerte me acompañe en la dichosa avería del ordenador. Lo he recibido de vuelta hoy (6 de marzo), con un comunicado que dice: “reinstalación del sistema operativo. Placa base -sustitución pieza- causa principal”. Hasta aquí, todo bien, salvo que, cuando he abierto la caja, me he encontrado con que el soporte de sobremesa que sostiene el ordenador y la pantalla estaba roto (los dos brazos), con lo que, obviamente, no hay modo de mantenerlo vertical. Vuelta a realizar llamadas (normalmente tardan de diez a quince minutos en responder) y, en la conversación mantenida, me han pedido que les remita fotografías del daño, cosa que he hecho de inmediato. Supongo que se resistirán a asumir la reparación porque lo achacarán a cualquier causa de la que no se sentirán responsables: quizá a la empresa de transporte, quizá a mi aciaga suerte, o tal vez al destino, no sé. Naturalmente, tendré que esperar días a que se pronuncien y luego pugnar (el daño no lo he ocasionado yo). Nadie pedirá disculpas por las molestias que me están ocasionando y, sobre todo, por el tiempo que estoy perdiendo. Seguro.