24 ABRIL 2018

SOBRE LA ESCRITURA Y LA FOTOGRAFÍA. A modo de reflexión sobre lo que vengo contando a propósito de la idea que tiene Sergio del Molino de la fotografía, diré que, una de las principales razones por las que yo decidí escribir, sin aspirar a ser escritor, fue porque intuí que la fotografía no era suficiente para contar el mundo que yo percibía. Quizá por falta de talento fotográfico, ya que muchos otros lo han conseguido. Esa intuición no me hizo renegar de la fotografía, todavía me siento estupendamente con la cámara entre las manos, pero también tengo objeciones hacia sus posibilidades, como Sergio. En mi defensa diré: que nunca he sido fotorreportero, ni fotógrafo naturalista, ni realista, ni siquiera conceptual, nada de lo que han venido siendo y son las columnas vertebrales de este lenguaje; he actuado en fotografía de otra cosa, que no sé muy bien en qué consiste. Quizá solo he sido yo mismo y, desde luego, ni siquiera fotógrafo, como he repetido insistentemente a lo largo del tiempo, como si quisiera exculparme del pecado de impostura por actuar como tal. Pero tampoco escritor, ni mucho menos. Fotografío y escribo, pero sin ser ni una cosa ni otra. Eso me gusta, podría ser un artista del disimulo, o tal vez un actor secundario…