2 JULIO 2018

UN BREVE VIAJE A CÁDIZ, EN COMPAÑÍA DE CHARLIE  BROWN (2) Treinta y uno de mayo (jueves). Comenzamos con lo que nos es propio en los viajes: pasear las ciudades. La primera, El Puerto de Santa María. Callejeamos sin rumbo, solo respondiendo a los impulsos de tomar las calles que mejor nos parecían a partir de las impresiones que recibíamos desde las esquinas. Calles regulares, largas y rectas, conformadas por edificios blancos y aseados, palacetes de siglos pasados y arquitectura sencilla propia de Andalucía, con patios luminosos, frescos y floridos. En nuestro modo de viajar, nunca incorporamos análisis pormenorizado de arquitecturas ni de ninguna otra cosa que no sea la persistente e interesada búsqueda de forma y luz. Tampoco solemos visitar interiores, ni museos, solo calles y plazas. Avanzamos azarosamente, sin planes previos, salvo excepciones, caminando atentos a las sensaciones que provocan texturas, volúmenes, composiciones, líneas y colores, sean del origen que sean. Tampoco prestamos especial atención a las gentes por sí mismas, salvo que, de pronto, adquieran una significación especial, por lo que hagan o no hagan…