PUEDE PASAR DE UNA CIERTA EXCELENCIA A LA MÁS ABOMINABLE EXCRECENCIA (1). Desde hace bastante tiempo ya, y para combatir un cierto aburrimiento doméstico, por la noche, a partir de una cierta hora que coincide con la cena y un rato posterior, hasta el momento de acostarnos (23:30), vemos televisión (películas y series). Últimamente nos hemos centrado en Vis a Vis, sobre todo después de haber visto OZ (1997-2003), serie precursora (HBO) de altísima calidad. Pues bien, la serie a la que me refiero, después de dos temporadas graciosas y de una cierta tensión e intriga, cayó, en la tercera, en un abominable giro de guion que empeoraba ostensiblemente el cierto equilibrio e interés que parecía tener: tanto en el hilo narrativo como en la personalidad y desarrollo de las líneas argumentales de los protagonistas. Aparecen unos, desaparecen otros, sin motivo que podamos entender, y la serie avanza dislocada y ofuscada hasta un último capítulo injustificable e insufrible, con una traca final tan patética como ridícula. Una soberana tomadura de pelo. Sugería algo así como que los espectadores importamos una mierda a los productores, creadores o a quienes sean. No habrá cuarta temporada para nosotros (creo que los perpetradores seguirán insistiendo), pero, desde luego, con nosotros que no cuenten…
30 JULIO 2018
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