UN VIAJE LEJANO, nada menos que a China (16) … Después del barrio musulmán, a media tarde, nos desplazamos al aeropuerto, ya que viajábamos a Zhangjiajie. Durante los cuarenta y cinco minutos que duró el recorrido aprovechamos para preguntar a Rocío sobre el orden económico y político del país. Confirmó lo que ya más o menos sabíamos, que se trata de un país con un sistema de partido único, el comunista (revisado), con una economía de mercado neoliberal muy agresiva, y con una calidad de vida media alta, pero terriblemente exigente. El precio de la vivienda, generalmente alejadas de las ciudades por ser más asequibles, es alto, así como la sanidad y la educación. Ir a la ciudad en transporte público (trenes y metros) desde las urbanizaciones de altas torres (nada de adosados y chalés) donde viven millones de personas, suele ser largo y engorroso. La vida cotidiana de cualquier chino que trabaje en una ciudad es dura, con sueldos ligeramente inferiores a los de occidente y unos costes básicos superiores. No obstante, las infraestructuras y medios de los que dispone la población son de primer orden. La libertad política (entiéndase democracia basada en la declaración universal de derechos humanos y representación parlamentaria), es otra cosa, ya que no existe tal y como la entendemos en occidente, pero tampoco daba la impresión de que esa carencia fuera de primera necesidad para ellos. Parecen tener asumidas tranquilamente sus circunstancias. Desde que volví de este viaje me he dicho, con sospechosa frecuencia, que quizá sea el único modo de mantener ordenada una población de unas proporciones que escapan a cualquier concepto entendible para nosotros. No sé, tendré que revisar mis, a veces, titubeantes convicciones…
16 OCTUBRE 2018
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