A VUELTAS CON Alberto García Alix (otra vez) I. “Creo realmente que cualquier persona con un afán creador puede optar por mirar con lo que sea, no importa el medio. Eso sí: si creo en el analógico es porque aún me da la expresividad que siempre he perseguido”. Alberto García Alix. En El Cultural de ABC, el veintinueve de septiembre pasado, se publicó una larga entrevista a este fotógrafo, quizá el que más cerca siento de mi propio concepto fotográfico (salvando las siderales distancias bla, bla, bla, como siempre digo). A García Alix le gusta mucho largar y siempre que le ponen un micrófono delante se le nota muy cómodo, en su salsa. A mí me pasaría lo mismo (aunque ya no tanto). Lo que lamento profundamente es que a mí no me lo pondría nadie, ni aunque apuntara con una pistola al que lo portara. Nada puedo hacer para arreglar eso. Bueno, el caso es que el tal Alberto (al que no conozco personalmente) siempre repite un poco lo mismo (como todo el mundo hacemos) pero, a veces, en lo que dice me reconozco. Yo sigo en lo mismo que él, en cuanto a la forma y anhelo a la hora de enfrentar el hecho fotográfico; en todo lo demás, no creo. Su obra es muy notable, y no solo por la exquisita calidad con la que trabaja siguiendo los cánones clásicos en cuanto a la forma y técnica (los contenidos son suyos, personales e intransferibles) sino, y esto es lo más importante, por su alcance e inquietud existencial. A este hombre le importan los deseos, la pasión, la emoción, la belleza, el paso del tiempo, las personas, la vida y la muerte. Y la fotografía analógica monocromática, en blanco y negro, por supuesto. A mí me interesa lo mismo. En cuanto al interés por la gente, tengo que matizar que, no es que me den igual las personas, porque fotográficamente me interesan mucho (si tuviera que elegir una sola temática elegiría el retrato), sino que lo mío es solo reactivo y un poquito primario: si el mundo no me hace caso, yo no hago caso al mundo. Así de simples son mis mecanismos…
29 DICIEMBRE 2018
© 2008 pepe fuentes