A VUELTAS CON Alberto García Alix (otra vez) II. “No sé lo que busco. Sé cuál es el proceso de búsqueda. Lo que busco ya aparecerá. Hasta que no me pongo la cámara en el ojo no veo. Cuando miro a través de la cámara se produce una fragmentación del espacio, y es en ese espacio limitado en el que tengo que buscar y encontrar. Y ver que no me repito”. Alberto García Alix. Sigo en plena sintonía con este planteamiento en cuanto al momento de la toma, salvo en algunas fotografías que planifico de antemano (supongo que a él le pasa lo mismo porque, aunque menos que yo, también planifica algo, como en una de las fotografías que ilustra la entrevista y que es su aportación para una muestra de fotógrafos en el Museo Del Prado y que me parece inusualmente fallida, por impostada). -En cuanto a la mirada fotográfica, ésta se intensifica si llevas la cámara contigo. Mi manera de hacer es exactamente igual (supongo que a todo el mundo le pasa lo mismo, hasta a los incansables y banales tomadores de fotos con móvil). Luego está la sensibilidad hacia el misterio y la sugestión, la capacidad para depurar y limpiar la mirada, el oficio y, sobre todo, el talento, claro. Este hombre tiene bastante, por eso ha llegado tan lejos. En cuanto a la repetición, ¡¡¡ah la repetición!!!, peligrosa y difícil de soslayar. Yo no lo consigo. –En algún aspecto debe radicar la diferencia entre la singularidad talentosa y la voluntariosa normalidad-. En mi caso, la activación mediante la acción es más patente en el hecho de escribir: soy incapaz de articular una sola frase si no estoy frente al teclado y la pantalla. En el asunto de la escritura tampoco soy capaz de evitar la repetición. – En algún aspecto debe radicar la diferencia entre la singularidad talentosa y la voluntariosa normalidad – (autocita de un poco más arriba, es decir, repetición una vez más).
PS: Ah, se me olvidaba, lo que más me atrae de la personalidad de García es su vertiente motera porque, aunque yo nunca he montado en moto, si tuviera otra oportunidad, una vuelta atrás en el tiempo, querría parecerme a Marlon Brando y tener una Harley Davidson y formar parte de una pandilla de intrépidos moteros. Eso es arte en estado puro: cortando el viento y los anchurosos horizontes. Desde luego que sí.
30 DICIEMBRE 2018
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