HISTORIA DE UNA BODA. Capítulo 6.2: El matrimonio es una empresa social de auxilios mutuos”. Manuel Vilas. No esperamos ningún cambio en nuestra vida cotidiana, y tampoco en nuestra vida social, después de la ceremonia matrimonial (no quedaremos a cenar con otros matrimonios y tampoco saldremos a pasear del brazo por la calle principal de la ciudad). Todo seguirá igual entre nosotros y eso es lo único importante. Seguiremos relacionándonos con el mundo tal y como lo hacíamos, es decir, apenas. En ese aspecto tenemos, también, una total sintonía, no nos gusta el mismo tipo de gente, es decir casi todo el mundo y, sobre todo: los pesados, los engreídos, los insustanciales, los chistosos, los incultos, los interesados, los vulgares, los que no escuchan, los estúpidos, los agresivos, y muchos, muchos más. Las gentes que podrían gustarnos no entran en nuestra vida porque no les da la gana (quizá nosotros seamos para ellos alguna de las categorías que he mencionado más arriba), o simplemente no nos conocemos y tampoco nos conoceremos nunca. A lo largo de estos muchos años hemos mantenido una relación construida lentamente, trabajando con sumo cuidado la argamasa sobre la que iríamos asentando nuestra vida en común (ya teníamos el trabajo hecho, desde mucho tiempo antes de la boda). Los ingredientes de esa amalgama han sido, creo, el respeto, la fidelidad, la consideración, la admiración del uno por el otro, y una real y prodigiosa sintonía para emprender y desarrollar iniciativas juntos: desde construir nuestra casa hasta la elección de los viajes, pasando por un sentido estético a la hora de afrontar la vida a todos los niveles; desde la elección de la ropa con la que nos vestimos, la decoración de nuestra casa, o el cine y el teatro que vemos. Y, por supuesto, la transcendente elección de nuestro perro. Importantísimo. Sin embargo, mantenemos una total independencia en los libros que leemos, dado que la lectura es una ceremonia necesariamente silenciosa e íntima…
30 ENERO 2019
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