VISITA A ARCO (Feria de Arte Contemporáneo) Madrid, sábado tres de marzo 1. Llegamos a las doce y cuarto. Comenzamos por el pabellón nueve. Lo cierto es que ahora, en el momento en el que escribo esta reseña (tres días después), apenas si consigo recordar nada de lo que vi y elegí fotografiar, por lo que no puedo aventurar valoraciones o impresiones. De lo que sí me acuerdo es de que a lo largo de la visita, en torno a cinco horas, me abordaron varias personas para hacerme comentarios sobre la aparatosidad de la vieja cámara grande (parece un artilugio grandioso). Contesté desganadamente, aunque cortésmente, cómo no. Hubo una pareja que incluso me fotografió, fotografiando, con su móvil, y vinieron muy ufanos a enseñarme la pantalla de su dichoso aparatito. Les hice un gesto de asentimiento con una forzada sonrisa ¡¡¡Qué coño podía hacer!!! (el asunto no tenía ni puta gracia). Con un tipo de una galería que me abordó con igual motivo, incluso filosofamos un ratito sobre la realidad, las apariencias y las apasionadas vocaciones. La mía era evidente. La suya, según me contó (a él le pasaba lo mismo que a mí), era con la construcción de maquetas, aunque no me informó de qué y tampoco del tamaño. No le dije que lo suyo era mucho más importante, aunque lo pensé, porque él recreaba la realidad en tres dimensiones y yo solo en dos. A pesar de compartir el gusto por las aficiones desatadas el tema de conversación se nos acabó enseguida, nos quedamos callados y yo aproveché para largarme con viento fresco, sin más…
Foto 1: la primera que hice. El probable equilibrio y armonía entre los tres elementos en los que se distribuye el espacio, dado su contenido un tanto abstracto, impregna de un cierto misterio la composición. Me parece.
25 MARZO 2019
© 2019 pepe fuentes