PEQUEÑO VIAJE A LAS TIERRAS DEL INCA
Prolegómenos: treinta y uno de enero, jueves
I
Apenas sabíamos nada de Latinoamérica, salvo algunas generalidades, y ya era hora de que supiéramos algo más…
Días antes de iniciar un viaje, y más si es lejano, siento un poco de zozobra, de miedo. Sí, miedo a que sucedan cosas que me causen dificultades o incluso a catástrofes que me dañen o incluso me maten. Soy un cobarde, siempre lo he sido y a medida que cumplo años más y más. Es algo tonto porque ya tengo menos que perder (tiempo, por ejemplo). Se trataba de un viaje realizado a destiempo (siempre viajamos en verano). Lejano. Contratamos el viaje con una agencia local: Mundo Quechua (La Paz). A la medida, aunque teníamos dos o tres días de visitas en grupo, momentos compartidos con gentes desconocidas y con alguien que explica lo que vemos. Detestamos compartir con desconocidos el espacio, el tiempo y las miradas pero la hechura del viaje lo exigía. El resto, solo nosotros, o con el guía que nos tocara. En cuanto a las expectativas fotográficas, todas, como siempre.
COROLARIO: “Mientras pueda soñar con un viaje, de nadie podrá decirse que se ha hecho viejo”. Andrés Trapiello.