3 ABRIL 2019

© 2019 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2019
Localizacion
Machu Picchu, (Perú)
Soporte de imagen
- 120 ILFORD SFX 200 (800)
Fecha de diario
2019-04-03
Referencia
8468

PEQUEÑO VIAJE A LAS TIERRAS DEL INCA
Prolegómenos: uno de febrero, viernes
III
Nada teme más el hombre que ser tocado por lo desconocido”. Elías Canetti.

Salimos a las 00:30 y llegamos a Lima casi doce horas después (7:00, hora local). Durante el vuelo dormimos ocho horas o algo más, ayudados por media pastillita mágica (como todas las pastillitas del mundo), lo que nos permitió llegar a Lima en un relativo buen estado. Nuestras maletas salieron las últimas, tardaron una eternidad en aparecer en la cinta portaequipajes (me temí lo peor). Esos artilugios mecánicos siempre me provocan ansiedad, y alegría cuando finalmente escupen nuestros bultos. Hay algo misterioso en ellos: dejas lo tuyo en un agujero negro en la salida y vuelve a aparecer, diez mil kilómetros después, gloriosamente, como si nada hubiera sucedido. Sí, parece una tontería y puede que lo sea, pero a mí siempre me maravilla. Tanto tiempo de espera nos complicó bastante la conexión con nuestro vuelo a Cuzco. El aeropuerto de Lima era un hervidero de gente, atestado, filas y filas por doquier. Absurdamente, después de recoger el equipaje, tuvimos que salir del aeropuerto y volver a entrar (como si llegáramos de nuestra casa, solo que a diez mil kilómetros) e iniciar todos los trámites para volar: facturación y control de seguridad. En todo ese proceso, empleamos todo el tiempo disponible (casi dos horas) a pesar de que Naty consiguió que nos colaran en una fila. Finalmente tomamos el vuelo sin más contratiempos…

COROLARIO: Ya soy viejo, lo sé, la categórica afirmación la avala mi partida de nacimiento; no obstante, a lo mejor, felizmente, no lo estoy tanto porque me sentía con muchas ganas de que el viaje empezara, a pesar del cierto temor hacia los lugares donde nunca he estado. Por el momento, además, todo iba bien, habíamos conseguido cruzar el atlántico, que tanto me asusta, sin contratiempos.

Pepe Fuentes ·