PEQUEÑO VIAJE A LAS TIERRAS DEL INCA
Capítulo uno: Ollantaytambo (Perú), dos de febrero, sábado
IX
Según nos contó el ilustrado guía, el fabuloso enclave fue abruptamente abandonado antes de finalizarlo. Al parecer pensaron que podría derrumbarse por razones geológicas.
Continuamos viaje hasta el enclave arqueológico de Ollantaytambo. Después de atravesar el pequeño pueblo llegamos donde se encontraba el conjunto de restos (en muy buen estado) que formaban parte del Templo del Sol, construido y abandonado por el inca Wiraqucha antes de su finalización. Las plataformas escalonadas (andenes) para el uso agrícola se extendían a través de una pronunciada pendiente y, en la cima, se encontraban los edificios ceremoniales. Impresionantes los grandes bloques de piedra pulida ensamblados en construcciones de mampostería prodigiosamente trabadas. Los bloques, según nos relató nuestro carismático guía, los extrajeron de una montaña, mucho más alta, situada enfrente. Desde la cumbre los dejaban caer por la pendiente, salvaban el valle entre las dos montañas empujándolas para, después, subirlas hasta la altura considerable donde nos encontrábamos. Todo resultaba de una inexplicable y esforzada grandeza que me costaba entender. Una vez terminada la visita, a las cuatro y media de la tarde, el grupo continuó viaje y nosotros nos quedamos en el pueblo unas horas más hasta que saliera el tren que nos llevaría a Aguas Calientes…
COROLARIO: En algunos momentos y gracias al ocurrente e informado guía se produjeron situaciones divertidas, como cuando nos preguntó si sabíamos qué era lo primero que teníamos que tener en cuenta a la hora de construirnos una casa y la señora ecuatoriana del grupo contestó muy segura de sí misma, y con una lógica aplastante: Dinero. Él, sin embargo, se refería al conocimiento de la resistencia del suelo y cimientos necesarios para que ésta no se derrumbara, como al parecer podía haber pasado con el templo del sol de Ollantaytambo (lo abandonaron por ese motivo) aunque ahí sigue, quinientos años después.