UN CUENTECITO SOBRE LA MALDICIÓN DEL DESORDEN POLÍTICO, o los partidos golpean de nuevo. Dieciséis de abril: estamos en una jodida campaña electoral (no he podido publicar esta crónica en tiempo real porque estaba con lo del viaje a Perú y Bolivia). Cuando escribo esto, vivo espantado con lo que veo y oigo. Como decía el lúcido y enigmático coronel Kutz, en Apocalypse Now: -el horror, el horror, el horror… Eso es lo que siento observando esta estúpida y manipuladora pantomima, construida a base de falacias y vanidades. Horror cuando oigo el desprecio absoluto a la inteligencia y al sentido común. Horror, cuando veo a un líder político que quiere destruir el país abrazando todas las banderas independistas que salen a su paso, sean de donde sean y a otro, caminando como si levitara, henchido de grosera e indisimulada vanidad. Por si fuera poco ese triste panorama, luego están los que invocan viejos mitos (Don Pelayo o Franco), y así todos, a cual más insufrible ¡¡¡Qué Horror, Qué Horror, Qué Horror!!! Todos mienten (de cualquier modo sería inconcebible un gobernante que no mintiera). Ah, se me olvidaba, habrá debates para defender las ideas que contienen sus programas, dicen; un gesto completamente estúpido, porque los electores somos gregarios por naturaleza y sabemos previamente a quién votaremos. Da igual lo que digan y el carisma que desplieguen. Otra cosa sería si las confrontaciones fueran físicas, como espectáculo sería infinitamente más entretenido. Los electores, que somos quienes les sostenemos, y para entretenernos un poco, deberíamos tener la prerrogativa de elegir las armas y reglas de sus disputas, a ser posible cruentas. “La democracia ya no inspira el menor escalofrío y, como aspiración, es sosa y anacrónica”. E. Cioran…
12 JULIO 2019
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