DIGRESIÓN OCHO. Shotgun Stories. EE.UU. (2007). Guion y dirección: Jeff Nichols. Intérpretes: Michael Shannon, Douglas Ligon, Barlow Jacobs, Natalie Canerday, Glenda Pannell, Lynnsee Provence. Los silencios de los tres hermanos son insondables y atronadores; se remontan a las más oscuras y pavorosas simas de la naturaleza y desgracia humanas. Escalofriantes. En esta película, todo, sin excepción, perturba hasta el ahogo. El escenario, un pequeño pueblo del medio oeste y el entorno donde viven las dos familias gravemente emparentadas, no puede ser más horroroso, de una fealdad sórdida, húmeda, gris, asfixiante. Ahí, Nichols despliega un contundente y furioso tratado de la naturaleza humana, entre silencios, oscuros e inextinguibles odios de tragedia griega. La escena donde Son habla del padre al lado de su ataúd, y el cómo lo interpreta Michael Shannon, es una de las secuencias más sobrecogedoras que he visto en cine. Y de la expresión de odio más concentrado y sincero que se pueda imaginar. Todos los hombres jóvenes, integrantes de las dos familias enfrentadas enconadamente, son valientes y capaces de todo por defender a los suyos. Se odian irremediablemente a pesar de ser hermanastros, o quizá por ese único motivo. Cuando el odio es inextinguible solo crece y crece. No hay ni espacio ni margen para el perdón, y este solo podría tener la falsa apariencia del miedo, aunque preñado de rencor y actitudes aviesas que no acabarán nunca. La infelicidad, la marginación y la tristeza están servidas de por vida. Todo eso lo cuenta Nichols como el autor grande, muy grande, que es. Muy probablemente, y aunque todas sus películas me han impresionado, esta primera sea la que más me ha estremecido. Qué decir de las interpretaciones de los tres hermanos? Nada que no sea el más rendido asombro. Irrepetibles.
22 JULIO 2019
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