VEINTE DE JUNIO: a vueltas con las cosas de la ciudad III. Otra cosa fue la impresión que me causó la muestra de arte moderno, y no tanto contemporáneo. La mayoría de los autores eran completamente desconocidos para mí (salvo los más famosos), con gran profusión y presencia de artistas belgas (tuve la impresión de que eran de segundo orden, en el mejor de los casos). Exceptuando obra menor de Max Ernst, Delacroix, Kandinsky, Man Ray y algún otro, nada de lo expuesto me emocionó, y casi tampoco me interesó, salvo algunas pinturas de Marc Eemans, belga como Magritte, y también de un sugestivo y sencillo surrealismo. También me impresionaron dos esculturas en yeso de marcado expresionismo (no recuerdo el nombre del autor). Sí, ya sé que se está difundiendo en la comunidad y en la ciudad que esta colección permanente (en principio 15 años) cubre una época artística (postimpresionista, vanguardias y última parte del siglo XX) muy estimable e interesante y que, además, se trata de una aportación generosa y aparentemente desinteresada (Polo no tenía ninguna necesidad de traer tantísima obra a Toledo, 163 artistas) pero, lamentándolo mucho, mi impresión fue que el espacio expositivo está sensiblemente por encima del contenido. Quizá, esta valoración sea superficial y solo esté a la altura de mi ignorancia pero, por el momento, nada más puedo decir, salvo que, probablemente, todo esta celebración y cerrada ovación dedicada al insigne y aparentemente generoso coleccionista sea consecuencia de un cierto paletismo acomplejado de los de aquí, de todos nosotros, de los que vivimos en esta ciudad y comunidad. Espero y deseo, sinceramente, no tener razón…
23 AGOSTO 2019
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