DIGRESIÓN OCHO. Pájaros de verano. Colombia (2018). Guion: Maria Camila Arias, Jacques Toulemonde. Dirección: Ciro Guerra y Cristina Gallego. Intérpretes: Carmiña Martínez, José Acosta, Natalia Reyes, Jhon Narváez, Greider Meza, José Vicente Cote, Juan Bautista Martínez. Objetivamente, la película cuenta el inicio del narcotráfico, esa es la historia, admirablemente contada, rodada e interpretada pero, para mí, no solo es eso, sino, esencialmente, un tratado sobre la belleza, o más bien cómo concebir una historia, un escenario, unos personajes, y pasarlos por el tamiz alquímico de la cámara y el lenguaje cinematográfico. Vi la película en un estado de asombro y gozo desde el primer minuto al último. Era la primera obra que veía de estos realizadores, y me dejó en estado de shock estético. La acción, en cada uno de los escenarios, está milimétricamente planificada, moviendo la cámara y recorriendo la geografía de unos rostros serios e impenetrables, la del desierto, las costumbres ancestrales de los grupos sociales, sus valores y tradiciones (la etnia indígena Wayuu, sorprendente y profundamente racista) que les han mantenido unidos a lo largo de siglos. Todo un prodigio el baile de cortejo del comienzo, lleno de color y belleza, y la posterior negociación mediante dos -palabreros– que representan a cada una de las familias. Una de las tradiciones de gran valor para ellos es la de los palabreros: personajes especialmente dotados para la comunicación clara y la negociación. Son individuos experimentados, mayores, que conocen a la perfección la cultura y los códigos en la relaciones sociales de los clanes. Especialmente conmovedor el tratamiento y aproximación de la cámara a los rostros adustos y profundos de los personajes. En la textura de la piel y en la profundidad atávica de sus miradas está contenido el sentido esencial de su historia y de su cultura, las claves de sus valores y tradiciones. Aparte, los comportamientos prototípicos de las banderías del narcotráfico, tan sabidos ya, que los clanes de la zona instauran con naturalidad, como si no hubiera otros modos (no los hay) de tratar esos negocios pero en los que prevalece un fuerte sentido de la lealtad, especialmente al grupo y por encima de todo, a la familia. La película es un original y vibrante tratado de la naturaleza humana en esas latitudes, sedimentada desde tiempos inmemoriales, y también del paisaje, del desierto, de la luz. Apabullante belleza y sentido cinematográfico.
19 OCTUBRE 2019
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