VIAJE A MÉXICO, Julio 2019
México DF:
viernes doce, de madrugada.
Seis de la mañana. Llovía.
Nos recibió un tipo adusto y silencioso con el que apenas cruzamos palabra.
Desde el aeropuerto hasta el hotel viajamos en coche en un silencio absoluto.
Atravesamos zonas de la ciudad oscuras o con pobres farolas que arrancaban cinematográficos e inquietantes reflejos en el asfalto.
El hotel nos causó una grata impresión: confortable y más que suficiente. Muy bueno, diría.
Desayunamos y nos quedamos en la habitación hasta las diez de la mañana.
Seguí hostigándome con insistentes preguntas: ¿qué haremos en México? o ¿a qué hemos venido hasta aquí?
Apenas conocíamos nada del país y eso no sabía si era bueno o malo.
Dice Paul Theroux: “Viajar desconociendo la historia de una región te incapacita para entender los -porqués- de las cosas y las personas”.
Una vez más, no habíamos preparado apenas nada: nos estábamos comportando como turistas y no como viajeros, sencillamente porque tan solo esa es nuestra condición ¡¡¡Somos turistas!!!…