27 DICIEMBRE 2019

UN BREVE FINAL FELIZ PARA UNA LARGA HISTORIA I: diecinueve de noviembre, martes: después de once meses de desagradable experiencia profesional, sus empleadores comunicaron a Naty que accedían a su petición para marcharse con unas condiciones pactadas no especialmente dañinas.  Ha pasado veintinueve años menos un mes en una empresa bancaria en la que ha mantenido una carrera profesional más que estimable, hasta que ha cumplido cincuenta y cuatro años, momento en el cual, los empresarios normalmente determinan que los veteranos deben ser sustituidos por jóvenes, despreciando conocimientos y experiencia. Consideran la sangre fresca como un valor absoluto. Se equivocan. Ellos sabrán. El enorme bagaje de conocimientos y saber hacer que había conseguido, a una edad perfectamente idónea para continuar con su trabajo, y que les garantizaba unos resultados contrastados desde hacía años, lo han tirado por la ventana. Es difícil entender su patológica ceguera que los lleva a tomar suicidas decisiones. De cualquier modo, para Naty, es el mejor momento de salir de un espacio en el que la atmósfera resultaba irrespirable y radicalmente injusta. La falta de inteligencia práctica y productiva de una organización enfocada a obtener resultados debería estar penalizada de algún modo. Quizá esa justicia poética solo pueda ejercerla el mercado o nadie. Una vez cerrado el libro que contiene tan larga historia, Naty lo dejará arrumbado en una estantería y, cuando ya el olvido lo cubra absolutamente, probablemente, lo emplearemos para encender la chimenea. Naty está feliz ahora. Yo también… La fotografía de hoy está realizada en la tarde del día en que le comunicaron tan gozosa (para ella) y estúpida (para ellos) decisión…