28 DICIEMBRE 2019

UN BREVE FINAL PARA UNA LARGA HISTORIA II: veintinueve de noviembre, viernes. Un día perfecto para nosotros, para nuestra pequeña familia (Naty, Chuchi y yo), sin duda. Al menos en este último año. El mismo día del año pasado, Naty y yo nos casamos después de casi treinta años muy juntos: “… la relación ancestral entre dos seres humanos, cuyo sexo no importa, sino que lo que importa es la alianza. La alianza es la belleza. Vino el matrimonio al mundo para que dejáramos de ser uno y mudáramos en dos.” Manuel Vilas. Hoy es el último día en que Naty ha trabajado por cuenta ajena. Esta fotografía está realizada nada más entrar por la puerta de nuestra casa, de vuelta del proceloso y estéril mundo del trabajo. Para Naty hoy es un día fundamental: el más importante que ha vivido en su vida profesional, junto con el primer día, pero ese queda muy lejos. No volverá a repetir nada de lo que ha venido haciendo a diario en estos años y que irá perdiéndose irremisiblemente, como si no hubiera existido nunca. Los finales y comienzos deseados siempre son excitantes y gozosos. Como lo sé, hoy he pensado en ella toda la mañana, acompañándola. A partir del próximo lunes podrá planear el resto de su vida sin tener que llevar a cuestas la servidumbre de un trabajo que le vino dado por mi empeño de hace veintinueve años (ella no quería), y que ha llevado con eficacia y brillantez. Naty llegó a casa a las nueve de la noche después de haber pasado un día, especialmente desde las dos de la tarde, recibiendo testimonios cariñosos, respetuosos, atentos, considerados por parte de muchos de los que han sido sus compañeros, en el sentido de aprecio y respeto por su profesionalidad y generosidad con todos. Un gran día felizmente agridulce para ella…