VIAJE A MÉXICO, Julio 2019
Apéndice V:
Textos (varios autores) sobre el contexto y época en el que
Hernán Cortés llegó a Tenochtitlan
Paradójica y curiosamente, el origen de la nefasta y falaz leyenda negra pudo estar en las crónicas del dominico Bartolomé de las Casas, defensor de los indios y por cuya mediación ante Carlos V se dictaron leyes que protegieron a los indígenas y derogaron cualquier tipo de esclavitud. Luego los españoles de aquel tiempo no actuaron de un modo descontrolado y salvaje, o quizá, si nos atenemos a la trayectoria e intervenciones del posterior Obispo de Chiapas, los peores momentos pudieron suceder en las dos primeras décadas de presencia española en el caribe, hasta tanto consiguieron situarse ante el prodigioso descubrimiento que sorprendió a todos y para el que culturalmente no estaban preparados.
“De las Casas informa de los detalles en su Brevísima relación de la destrucción de las Indias, un libro escrito a partir de 1539 en México y publicado en 1552. En 1578, en Anvers, el texto se traduce al francés: De las Casas describe a los indios como personas sencillas y dulces, buenas y generosas, pacíficas y obedientes, humildes y pacientes, sometidos a quienes las mandan e ignorantes de lo que caracteriza a los occidentales: la duplicidad y la maldad, la disputa y el rencor, el odio y la violencia, la venganza, el orgullo y la ambición, la codicia y el ansia de poseer. Físicamente, los indios son delicados, delgados y frágiles, de suerte que el trabajo y las epidemias extinguen fácilmente sus vidas. Practican la sobriedad y la frugalidad. Viven desnudos o apenas cubiertos con un taparrabo. Duermen sobre simples esteras o hamacas. De las Casas agrega: Tienen el entendimiento claro, sano y vivaz. Sienten curiosidad por la fe cristiana y se acercan naturalmente a ella, con interés”. Decadencia, Michel Onfray