BREVE DIARIO (de incierta e intermitente duración) DE UNA PANDEMIA UNIVERSAL CONTEMPORÁNEA X
Un artículo del diario El Mundo, bajo el título: “Los médicos elegirán a quién ingresar en la UCI según su esperanza de vida”. Leído así, a bote pronto, extraña y asusta. Luego, y aun siendo escandaloso y de muy dudoso valor ético, lo relativizas porque piensas que ¿cómo te va a tocar a ti? Es justamente lo que hizo el acomodado pueblo alemán en los años treinta. Dice más el artículo: “Un plan elaborado por intensivistas e internistas establece los criterios para decidir si se ingresa a un paciente o no en caso de falta de camas de Cuidados Intensivos. Se valorará el ingreso de personas con -expectativas de vida de menos de dos años-”. Puedo entenderlo en caso de personas claramente desahuciadas (hasta cierto punto) pero ¿descartarán la posibilidad milagrera en una sociedad tan confesional como la nuestra? Y, ¿qué harán con los condenados, los volcarán amontonados en un moridero? Sigue pareciéndome de muy dudosa pulcritud moral. Uno de los criterios o valores, dicen, es el siguiente: “Admitir un ingreso puede implicar denegar otro a otra persona que puede beneficiarse más, de forma que hay que evitar el criterio primero en llegar, primero en ingresar”, o, “…las personas con más posibilidades de sobrevivir deben tener prioridad para ser ingresadas en las unidades de cuidados intensivos”. Todo esto, no lo dicen unos infantilizados integristas partidarios de la solución final sino, nada menos, que un «Grupo de Trabajo de Bioética de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc) y cuyo contenido han consensuado con la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI): en suma, las sociedades médicas que representan a internistas e intensivistas, dos de los especialistas que están en primera línea de combate en la lucha contra la infección. Y, para terminar, en el colmo de la alteración de los valores morales y políticos con los que más o menos nos hemos venido manejando las sociedades desarrolladas occidentales hasta ahora, el artículo dice: “…incluso tener en cuenta algo tan etéreo como -el valor social de la persona-”. Estamos a un paso de la depuración de la raza: que sobrevivan los mejores y más fuertes (superioridad aria o algo así). Qué repugnancia moral, por muy pragmático que pueda parecer. Se rompe el statu quo occidental de que todos somos iguales ante la ley, independientemente de las circunstancias personales (relevancia social). También los nazis discriminaban y mataban en aras de sus ideales. En este caso ni siquiera ideales, tan solo sería por una prosaica plaza hospitalaria. No se puede decir que como civilización hayamos progresado mucho. Yo estoy arreglado, como me contagie me ingresan, pero en un horno crematorio para así eliminar el lamentable error de que siga viviendo un ser de tan poca significación e importancia social. Ni siquiera disimulan, que más les da, si se creen en poder de la verdad logística, la única importante en estos tiempos. Yo pertenezco a los perdedores, a los candidatos a morir (por falta de camas y respiradores y porque soy un prescindible viejo sin ningún valor: daños colaterales sin demasiada importancia, lo llamarían); pero mi miedo no entiende de esa implacable y repugnante lógica. Por mí, esos servidores del bien común e infalibles jueces de la vida y la muerte se pueden ir al puto infierno.
31 MARZO 2020
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