VIAJE A MÉXICO, Julio 2019
Chiapa de Corzo y Cañón del Sumidero:
viernes diecinueve, de madrugada
Después de una noche espantosa, nueve horas en autobús (aunque los asientos fueran reclinables, no eran nada confortables), llegamos a Tuxtla Gutiérrez a las cinco de la mañana.
En la estación de autobuses nos esperaba un chico joven llamado Bruno. Nos llevó hasta Chiapa de Corzo desde donde tomaríamos una lancha grande para recorrer el tramo del Río Grande llamado Cañón del Sumidero.
Tuvimos que esperar cuatro horas y media, ya que embarcábamos a las nueve y media.
Empleamos el tiempo de espera en fotografiar el amanecer en la plaza del pueblo y desayunar.
Luego al embarcadero a esperar y esperar. Por fin, embarcamos.
En el barco viajábamos quince turistas.
El cañón por el que discurría el río era absolutamente impresionante, con cortados de piedra de mil metros de altura, más o menos. A lo lejos vimos algunos cocodrilos. Como el barco, en algunos tramos, se movía bastante rápido y el espacio era tan angosto me fue prácticamente imposible manejar la toma fotográfica.
Fue una de esas experiencias típicamente turísticas, -paseíto en barquita atestada de turistas para ver un paisaje único- que suelen resultar postales absolutamente prescindibles y olvidables. No obstante, en un punto de la travesía paramos frente a una especie de gruta en una pared de piedra donde habían colocado la imagen de una virgen. No recuerdo el motivo.
La pequeña travesía duró dos horas. A las doce, nuestro guía conductor, Bruno, nos llevó a San Cristóbal de las Casas, a 53 kilómetros de distancia…