BREVE DIARIO (de incierta e intermitente duración) DE UNA PANDEMIA UNIVERSAL CONTEMPORÁNEA XIV
Asistimos perplejos a las intencionadas e infames mentiras que nos colocan los políticos constantemente, a todas horas, sin tregua ni razón, como es la manipulación de la información y ocultación de los verdaderos propósitos con intención espuria: mantener el poder y la prevalencia ideológica propia, aun a costa de los intereses e incluso la supervivencia de la población. Sí, eso hacen los gobernantes que hemos elegido. Y encima, utilizando un estilo admonitorio, paternalista, manipulador y notoriamente vulgar, que supone un indignante desprecio a la inteligencia de todos nosotros, los “gobernados”. Ni siquiera atienden a las formas, como sería disfrazarse de cómicos (tipo Joker). Todo eso ocurre cada día en interminables ruedas de prensa donde no contestan a ninguna de las preguntas que les hacen unos medios de comunicación flácidos e indulgentes. En cada respuesta ofrecen un lamentable, autocomplaciente y machacón mitin de lo que ya traen aprendido y que suele ser mentira; por ejemplo, y resumiendo: si les preguntan por el número de test que supuestamente realizan, ellos contestan –que hay que lavarse las manos-, o cualquier otra tontería que nada tiene que ver con la pregunta. Y todo así. Como si fuéramos idiotas (que lo somos). A los periodistas les parece bien porque han aceptado que no haya posibilidad de repreguntas o réplicas (por algo será, me temo), y la monstruosa falacia adquiere proporciones elefantiásicas con la complicidad de todos lo que salen en la tele y los que no. Culpables todos. También nosotros, los despreciables y coherentemente despreciados ciudadanos. Aceptamos sumisamente la gran infamia y, en las encuestas de intención de voto, aupamos más alto todavía al partido del “amado, presuntuoso y compulsivo embustero”, y tampoco castigamos al compañero de viaje y colaborador necesario, “el gran timonel, zarrapastroso comunistoide, doctrinario y partidario de obsoletas, antidemocráticas y fracasadas ideologías, tanto como supondría tratar el dichoso Covid19 con Vicks vaporub”. Estos neocomunistas son incomparablemente más antiguos e inelegantes que los originales, tipo Lenin, Mao o el Che, dónde va a parar. Los podemitas de camisa de cuadros y mochila, con su casposa imagen setentera, jamás podrán, ni de lejos, acercarse al poder icónico del Mao warholiano, por ejemplo. La absoluta falta de glamour artístico es, sencillamente, insoportable (si nos tienen que joder, que al menos se esfuercen un poquito estéticamente y contraten a un Jeff Koons o a un Damien Hirst cualquiera). Eso sí, la estructura mental, política y moral de estas gentes es exactamente igual a los de antes, salvo que los clásicos convocaban el sentido legendario y épico de las aventuras imposibles, mientras que estos solo parecen garrapatas parasitadas en los pliegues del poder. Todos ellos, titulares y meritorios, cada minuto del día, se revuelcan en el cenagal de su pavorosa ansia de poder, al calor de nuestras sumisas ovaciones, que nos llevarán a la más absoluta e irredimible ruina. Y encima están todos (no se muere ninguno) dispuestos a masacrarnos impunemente.
PS: este hermoso y remotísimo animal de pega (como ellos) posee unos agresivos cuernos, los mismos que soportamos todos los días en nuestro trasero.
2 MAYO 2020
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