Crónica de la Gestación de una Radical Mutación en Mi Vida, o como la Gama de Grises se Metamorfosea en Rabioso Tecnicolor (III)
Los días siguientes no pasó nada, sobre todo porque me sentía turbado y medroso por mi atrevimiento.
Y, además, porque suponía que me bajaría la fiebre y todo seguiría igual. También porque no podía ir a comprar pintura en spray para las patas de gallina (por lo de la pandemia). Si hubiera podido, quizá me habría lanzado a lo loco al delirante montaje, como hago siempre.
En esos días, dada la quietud a la que estoy obligado por el dichoso confinamiento, la exagerada y extraña transfiguración, en vez de diluirse en mi natural apatía, aumentaba y aumentaba.
Me resistía, aunque no tenía más remedio que reconocer que la idea me ilusionaba. También me decía que tenía que pensarlo y armar conceptualmente la reconversión.
Entonces comenzó el vértigo de la ardua travesía por las contradicciones.
No, me dije, tú no estás pensando sensatamente, estás bajo los efectos de un -trastorno mental transitorio– (quizá por un efecto secundario del confinamiento). La prueba es que llevas años y años dando la matraca con que nunca cambiarias de soporte y que si te vieras obligado por lo que fuera (falta de material, por ejemplo), dejarías de fotografiar.
Pero, enseguida me contestaba enérgicamente que esa resistencia solo era una excusa para no asumir riesgos y esfuerzos. Apoyaba esa línea argumentativa invocando a mi absoluta libertad de tomar las decisiones que me vinieran en gana.
Además, a estas alturas, -me decía- debo atender a todos los deseos que me asalten porque ya serán muy pocos. Sería una estúpida y grandiosa torpeza desoírlos. A fin de cuentas, las contradicciones son irrelevantes y carecen de importancia, incluso para mí.
Al otro lado de la mesa de negociación interna oía voces sensatas, o eso me parecía, porque me resonaban fuertemente: –Siempre he creído que, instalándome en los límites de una técnica estable, autolimitada y exigente, podía dedicarme sin interferencias tecnológicas al desarrollo de mi propia interpretación del mundo a través del lenguaje y técnica fotográfica aprendida hace tanto tiempo: si servía antes, también debe servir ahora; la clave está en el contenido y no en el continente, me dije, cargado de razón-.
Pero no quería engañarme del todo poniéndome estupendo, porque sospechaba que ese inmovilismo también ha tenido que ver con el miedo a no saber manejar un campo tecnológico demasiado grande para mis posibilidades.
Seguí, un día y otro, a vueltas con mis dudas y negociaciones bipolares…
Foto 3: Deconstrucción de una escalera por la combinación degradante del tiempo y las termitas (como si de una analogía metafórica sobre el soporte fotográfico analógico se tratara)
5 MAYO 2020
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