Crónica de la Gestación de una Radical Mutación en Mi Vida, o como la Gama de Grises se Metamorfosea en Rabioso Tecnicolor (IV)
Y las patas de gallina iban y venían en mi cabeza, aunque estuvieran cuidadosamente guardadas en el arcón frigorífico.
Estaba claro que, con mi vieja Mamiya, las patas serían blancas sobre fondo oscuro y poco más. Ya está.
Sin embargo, con una cámara digital, serían Pop y en color (lo que no cambiaba era lo del plagio, aunque en blanco y negro parecerían otra cosa).
A cada paso del proceso de reconversión religiosa, o tan solo ceremonial, sentía que La Metamorfosis (casi kafkiana, o tal vez tan solo inmaculada, por lo de la anunciación arcangélica), avanzaba imparablemente.
Tenía claro que el cambio, en caso de que finalmente me decidiera, tendría que ser coherente, circunspecto y nunca quedarme en un plano banal, es decir, una alocada y estúpida carrera de más y más megapíxeles y más y más innovaciones tecnológicas que me alejaran de mis purísimos propósitos: construir un universo fotográfico propio, que me contara y describiera el mundo desde mis ojos.
Pero claro, pensaba retorciéndome de dolor, ¿qué sería entonces de mis rituales de toma fotográfica con mis viejas cámaras y, sobre todo, de mis aparatosas Mamiyas?; ¿qué sería de mi imagen de viejo artífice de otro tiempo, de mis ceremoniales chamánicos, alquímicos a los que tan apegado estoy? Siempre he pensado, tontamente, que todo eso me singularizaba y que, además, dotaba a las imágenes que obtenía de un halo de calidad, sugestión y misterio. Rígidos prejuicios y limitadoras costumbres que ya no eran una seña de identidad, sino tan solo una maniática obsesión de viejo recalcitrante. Tozudo.
Los viejos conseguimos serlo sin esfuerzo. Solo hay que dejarse llevar por fáciles inercias. Es una de las sólidas razones de nuestro inmovilismo prejuicioso. Por si fueran pocos los peligros de la carretera de alta montaña por la que avanzaba, con curvas y precipicios constantes, el mareante viajecito me pilló leyendo un ensayo de Gregorio Luri, en el que me di de bruces con esta fatídica reflexión: “Resulta poco estimulante limitarse a negar el cambio sin ofrecer ninguna alternativa…Con una actitud de rechazo frontal a todo cambio ni se mejora el presente, ni se detiene el tiempo; solo se va a remolque de los acontecimientos”.
Foto 4: Deconstrucción de una escalera por la combinación degradante del tiempo y las termitas (como si de una analogía metafórica sobre el soporte fotográfico analógico se tratara
6 MAYO 2020
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