16 JUNIO 2020

© 2020 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2020
Localizacion
TV. Película Sobre el infinito. Roy Andersson
Soporte de imagen
-DIGITAL 12.800
Fecha de diario
2020-06-16
Referencia
1476

DIGRESIÓN DOCE (una). Om det oändliga (Sobre el infinito). Suecia (2019). Guion y dirección: Roy Andersson. Fotografía: Gergely Pálos. Reparto: Martin Serner, Jessica Louthander, Tatiana Delaunay, Anders Hellströn, Jan-Eje Ferling, Thore Flygel, Stefan Karlsson, Bengt Bergius, Marie Burman.
Las dos únicas películas que conocía de Andersson las vi en dos mil dieciséis y quedé herido por su belleza (esta frase premedita e impecablemente cursi es inevitable porque es la puñetera verdad). Fueron: La comedia de la vida (2007), y Una paloma se posó en una rama a reflexionar sobre la existencia (2014): escribí sobre ellas con rendido entusiasmo el 4 y 5 de marzo dos mil dieciséis. Y ahora ésta, de 2019, en la que mi asombro y fascinación por su mundo icónico, filosófico y estético ha subido exponencialmente, infinitamente más, si cabe. No, no solo es que la belleza formal me haya abrumado, o más bien atropellado, no, no es solo eso, sino que cada una de sus silenciosas imágenes fijas se metieron en mi retina y ánimo y me despertaron una inmensa melancolía por no haber conseguido realizar nada parecido fotográficamente, aun sintiéndolas como propias de mi mundo fotográfico irrealizado y ya irrealizable. El cine de Andersson tiene un inmenso componente fotográfico y performativo (tan estimable para mí). Naty y yo vimos esta película el sábado dieciséis de mayo, al anochecer, y lo hicimos en una especie de ceremonia de recogimiento, fe, y entregado y confesional asombro. Como ya conocía como se las gastaba Andersson, coloqué mi nueva y flamante cámara digital delante de la pantalla de televisión, montada en el trípode, y fui fotografiando escenas de la película. No sin antes preguntarme si era honesto hacer algo así, fotográficamente, claro; a lo que me contesté que, dado que mi ejercicio no suponía beneficio alguno para mí, salvo el placer de interactuar y proyectar mi propia percepción de la película, pues sí, era perfectamente posible; y no solo eso, sino necesario, como gesto de homenaje y admiración. Reflexiones tangenciales aparte, me entregué a ver la película con arrobamiento y a fusilar imágenes de Roy Andersson. Hice ciento veintinueve fotografías (podría haber hecho mil) para mi placer (salvo tres, para este diario, las he borrado todas). En la de hoy, la pareja que levita solemne y amorosamente entre nubes se acerca lentamente desde un punto lejano del horizonte, sobrevolando una ciudad bombardeada, hasta llegar al plano que he utilizado y que es el cartel de la película. A lo largo de la secuencia no hay palabras, solo música. Bellísima y ceremonial…

Pepe Fuentes ·