10 JULIO 2020

DIARIO DE ENVEJECIMIENTO OCHO, del veintisiete de junio de dos mil veinte (8:30 A.M.)
Me parece asombroso no haber enfermado todavía. Ya estoy en esa edad en la que, la acumulación de achaques, tendría que haber dado con mi rodilla en tierra, pero que va, nada de eso, todo lo contrario, diría. A veces siento que estoy pletórico y que si no fuera por mi eterna tendencia a la impotente melancolía y a la cobarde reacción medrosa ante cualquier cosa, podría acometer cualquier propósito con energía física justa, pero suficiente. Sin embargo, a mí, de toda la vida me falla la cabeza: la inteligencia (todas: la analítica, la deductiva, la intuitiva… y, sobre todo, la emocional). Ante este panorama, al menos me queda la salud, que dicen que es lo más importante, aunque eso no lo tengo claro y no me cura de la añoranza porque siempre añoramos, por encima de todo, lo que no tenemos…