DIGRESIÓN CUATRO. Berlin Alexanderplatz. Alemania (1980). Película en trece capítulos y un epílogo. Capítulo cuatro: Un puñado de personas en la profundidad del silencio. Guion y dirección: Rainer Werner Fassbinder (a partir de la novela de Alfred Döblin). Música: Peer Raben. Fotografía: Xaver Schwarzenberger. Intérpretes: Günter Lamprecht, Karlheinz Braun, Hanna Schygulla, Claus Holm, Franz Buchrieser, Brigitte Mira, Roger Fritz, Günter Kaufmann, Gottfried John, Barbara Sukowa, Ivan Desny.
Franz desciende a los infiernos. Se refugia en la casa de Baumann, integrante de la asociación caritativa de prisioneros, de la cual depende su estancia en Berlín. Deambula por las calles en un estado de enajenación, ebrio de alcohol y amargura. En la casa bebe todo el tiempo cayendo en un delirium tremens del que no sale si no es durmiendo durante días. En sus monólogos, bajo los efectos una intoxicación etílica, habla de Dios, de los ángeles, del diablo. No acierta a encontrar la conexión con el entorno que le rodea. Le visita Eva (Hanna Schygulla), que siente por él un amour fou desde la época en la que la prostituía, e intenta ayudarle ofreciéndole dinero, que rechaza. No se vislumbra ninguna solución para su alienación. En la calle se encuentra con Meck, su amigo, al que parece que le va bien vendiendo ropa, y le cuenta que cuando desapareció, Lina fue a vivir con él, pero ella ya se marchó. En este capítulo, como en los anteriores, la iluminación y tratamiento plástico y cinematográfico son de una fuerza aplastante, los claroscuros dramáticos y sombras profundas expresan de un modo turbador el drama en el que está sumido Franz…
4 SEPTIEMBRE 2020
© 2020 pepe fuentes