20 OCTUBRE 2020

© 2020 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2020
Localizacion
TV. Documental La Tregua, de Andrés Figueredo (2019)
Soporte de imagen
DIGITAL 10000
Fecha de diario
2020-10-20
Referencia
8970

DIGRESIÓN OCHO (1). La causa. Venezuela (2019). Guion: Andrés Figueredo y José Ostos. Dirección: Andrés Figueredo.
Sencillamente inconcebible, inimaginable, el estado de las penitenciarías en Venezuela. No tenía ni idea. Figueredo y su equipo han rodado intermitentemente a lo largo de cinco años, utilizando en ocasiones cámaras ocultas, el día a día de la Penitenciaría General de Venezuela. No, no es una cárcel como podemos suponer que son en el resto del mundo. En Venezuela las cárceles las organizan los propios presos, autogestionadas dicen que son. Donde filmó Figueredo, al parecer, con una capacidad para 800 hay recluidos 8.000. El estado solo vigila el perímetro, de puertas para adentro son los presos los que organizan el caos para no morir estúpida y rápidamente. Es sencillamente, otro mundo por no decir otro infierno. Venezuela es un infierno y la cárcel es el reflejo de lo que ocurre en el país (lo dice uno de los reclusos que aporta su testimonio). Los presos, casi todos armados con pistolas y metralletas que exhiben por doquier se encargan de organizar su modo de subsistencia y defensa, desde el cultivo de droga hasta cualquier tipo de trapicheo organizado en mercadillos. En realidad, la penitenciaria es un poblado con calles, plazas, pabellón deportivo, establos para animales (vacas, caballos, perros, monos y hasta un puma enjaulado). Todas las instalaciones, en estado semirruinoso, son cochambres con una capa de mugre y abandono insalubre (en la única y brevísima imagen de un dormitorio, tan solo lo parece porque en una gran carpa o nave hay multitud de colchones en el suelo, pegados unos a otros). Figueredo no muestra las instalaciones especialmente, si no que las ves mientras la cámara pasa por allí; así como el deambular zombi de los internos, e incluso fiestas de puertas abiertas con los familiares de los reclusos, niños incluidos a los que agasajan con regalos. Aparentemente viven como en cualquier barrio lumpen, con la única diferencia de que están recluidos en un recinto cerrado y vigilado a distancia, desde fuera. En los testimonios de reclusos que recoge el documental no se levanta ni una sola voz crítica con ese estado de cosas. Todos parecen encantados, especialmente los que están inmersos en procesos religiosos radicales (católicos todos), que creen que serán salvados por Jesucristo como premio a una especie de purgatorio que están sufriendo en la cárcel.

Pepe Fuentes ·