LOS MICROVIAJES: Entre Cuenca y Guadalajara (y 5)
Jueves, once de marzo de dos mil veintiuno.
… Del Monasterio a Zorita de los Canes (38 Km). Trayecto tranquilo, pasando por Buendía y bordeando el pantano del mismo nombre.
Nos impresionó vivamente el castillo de Zorita, espléndidamente rehabilitado. No pudimos acceder al interior por estar cerrado; lo mismo ocurrió con los restos de la ciudad visigoda de Recópolis, también allí mismo.
De unos años a esta parte, ha habido un cambio sustancial en las visitas a estos enclaves: ahora, o aceptas ser tutelado en todo momento, o te quedas sin verlos. Centros de interpretación, y concertación del momento de la visita, filtran e intervienen activamente en todo lo que tiene que ver con el lugar y tu presencia en él; a mí no me puede molestar más esa tutela. Durante muchos años me encantaba llegar sin ninguna cortapisa y deambular, perderme pausada y contemplativamente por los desperdigados restos, fotografiar y sentarme a mirar y a imaginar cómo podrían ser las cosas entonces, sin que, desde un dichoso centro de interpretación, con insustanciales cartelas y profusión de imágenes, me lo dijeran (han cambiado el misterio por la información enciclopédica fría y olvidable). En consecuencia, me dio exactamente igual que nos encontráramos con las puertas cerradas.
Desde Zorita hacia los pueblos de Almoguera y Albalate de Zorita, por un camino: me gusta mucho transitar por caminos, nunca sabes lo que vas a encontrarte, además de la intimidad que estableces con el campo que te rodea. Desde esos pueblos, en los que no paramos, iniciamos la vuelta pasando por Tarancón: nos encontrábamos a ciento cincuenta kilómetros de nuestra casa.
Buen día y Microviaje que, sin ser brillante, mereció la pena hacer. Siguiendo una de las máximas de nuestra casa: mejor hacer que no.
La fotografía: Bordeamos el impresionante castillo e hice tres o cuatro fotos entre las que elegí la de hoy. Está bien, me parece.
29 MARZO 2021
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