27 MAYO 2021

© 2021 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2021
Localizacion
Toledo (España)
Soporte de imagen
DIGITAL 400
Fecha de diario
2021-05-27
Referencia
9604

DIARIO DE LAS OTRAS COSAS 22
Martes, veinticinco de Mayo de dos mil veintiuno
INFORME SOBRE MI FRÁGIL Y DOLORIDO CUERPO:
a)
El maldito Herpes Zoster llegó para pasar una larga temporada, cuarenta ocho horas después de la dudosa vacuna AstraZeneca…
b) La primera información que obtuve sobre la existencia de Míster Zoster me la dio, en el servicio de urgencias del consultorio del barrio, un médico vestido de bombero; o tal vez era un bombero que representaba el papel de médico. No me entretuve en averiguar cuál era su verdadera profesión porque me asusté mucho…
c) A partir de esa circunstancia, que helaba la sangre, todas las informaciones que obtuve en internet eran escalofriantes en cuanto al dolor que ocasiona tan horroroso personaje (Zoster) porque el médico bombero, o viceversa, no empleó ni un solo segundo en informarme de lo que se me venía encima; no sé si porque se percató de mi insuficiente capacidad intelectiva o porque venía de apagar un fuego y estaba cansado. Su dejadez como médico me persuadió de que era bombero…
d) Los primeros diez días no me dolió. No obstante, me acerqué a un médico especialista (dermatólogo) para confirmar el diagnóstico y buscar el mejor tratamiento. Llegué cantando y bailando porque me consideraba un afortunado, dado el pánico que siento al dolor que no tenía. El dermatólogo, cuando me oyó decir que estaba libre de dolor me miró como diciendo, -este es el tonto que me ha tocado esta tarde, todas las tardes me cae uno, por lo menos…
e) Quince días después de que llegara Míster Zoster, llegó el dolor, por el momento tímido y tolerable. Pero, a partir de su aparición, decidió superarse cada día. No podía perder la ocasión de cumplir con su destino. El dolor creció y creció cada día más…
f) Hoy, día veinticinco, se cumplen treinta días desde el infausto día de vacunación. Y sí, Míster Zoster me martiriza cada día más. Pese a tomar un calmante cada cuatro o cinco horas, los terminales nerviosos afectados se clavan como alfileres candentes provocándome un agudo e insoportable dolor. El martirio me despierta a media noche y ya no se va, o si se va, vuelve enseguida…
h) Claro, ahora entiendo por qué el dermatólogo me miró como si fuera subnormal (algo de razón tenía). Volví el otro día, sin cita y de urgencia; me recibió sin reparos y me trató con amabilidad, como si fuera un hombre digno de lástima. Me acompañó a la puerta al irme y me dijo compasivamente que volviera cuando lo necesitara. Dos días después fui a ver a mi doctora del consultorio del barrio (antes se llamaban de cabecera, ahora no lo sé) por el asunto de mi hernia y le hablé de Míster Zoster. También se mostró atenta y considerada. Me recetó un medicamento para la reparación de los nervios dañados, o algo así. El problema es que tiene múltiples efectos secundarios, entre otros: atontamiento, cansancio, pérdida de consciencia, de equilibrio… por lo que ahora paso todo el día con dolores y con un poco de cada uno de los perversos efectos del medicamento. Me muevo como un autómata y me digo que tan solo soy un efecto secundario que camina despacio con expresión de dolor.
La Fotografía: Plano parcial de la zona afectada por el maldito Zoster, cuando todavía no me martirizaba. Ahora es mucho peor.

Pepe Fuentes ·