EL MAPA DE LOS DÍAS
60. Jueves (3 de Junio de 2021)
HERPES ZOSTER (la solución).
DÍA CUATRO: La noche ha sido espantosa. A las tres de la mañana me levanté desesperado por el dolor. A las siete, tan solo permanecer de pie era insoportable. Debía aguantar, como mínimo, hasta las siete de la tarde para que la tintura azul hiciera su efecto el máximo tiempo posible. Eso pensaba a esa hora.
Ayer pregunté a Mercedes por qué su abuela, tres días antes de morir, decidió pasarle a ella su fórmula, con tan solo catorce años. Me contestó que su abuela sabía que ella tenía poderes (no creo que Mercedes lo supiera, o sí, no sé). La siguiente pregunta por mi parte era elemental: ¿a quién pasará ella la fórmula? Me contestó que a quien también los tenga, y sí no, pues no, se perderá. La hice otra pregunta clave: ¿Cómo se sabe quién sí o quién no? –Se sueña -me contestó-. La respuesta me desconcertó, o más bien me asombró: demasiada magia, esoterismo y prodigio sobrenatural para un tipo tan pragmático y supuestamente racional como yo. A pesar de lo lejano que me resultaba su mundo, su realidad contrastada la avalaba, ya que me contó que a lo largo de su vida había curado a miles y miles de personas. Pensé que era así porque no encontré ninguna razón para que no lo fuera. Ahora, a su casa vienen pacientes de toda España para tratarse. Esto me daba esperanzas porque si su prodigio no diera resultado nadie se tomaría la molestia de llegar hasta su pequeño y apartado pueblo. También me pregunté después, cuando ya volvía a mi casa (azul): si esa solución estuviera a la venta y me la hubiera aplicado Naty, por ejemplo, ¿tendría efecto? o, dicho de otro modo, ¿tienen que confluir ambas cosas (tintura y poderes) en el tratamiento? No tendría sentido que no fuera así.
Desistí de mis acuciantes preguntas porque, a pesar de que la han hecho varios reportajes para televisión, según me dijo, percibí su incomodidad hablando de esos asuntos tan privados. Lo último que deseaba era molestarla después de la grandísima ayuda que me estaba regalando (no tiene precio el que te sanen de un dolor lacerante).
Llegó la hora de ducharme y quitarme la tintura de Mercedes…
La Fotografía: Realizada a la salida del barrio donde vive Mercedes. No tengo otra.