EL MAPA DE LOS DÍAS
74. Miércoles I (11 de Agosto de 2021)
Por circunstancias que ahora no vienen al caso, el domingo pasado me ocupe en echar un vistazo en internet al mercado del automóvil nuevo (necesito quitarme de encima mi viejo coche de hace veinte años: andrajoso, repleto de abolladuras y suciedad, pero eso sí, todavía fiel). Me resultó una actividad fatigosa y demasiado compleja: profusión de marcas, modelos, cilindradas, automatismos, enchufables o no, prestaciones de todo tipo, precios … Menudo lío.
Centré más o menos los modelos que podrían interesarme para ponerme en marcha hoy.
Salí a las diez de la mañana de mi casa y me dirigí, cansinamente, al territorio de los concesionarios. En mi ciudad están todos unos detrás de otros, a ambos lados de una autovía. Por el momento, solo pretendía, como maniobra de aproximación, sentarme en los modelos que había preseleccionado, todos, tipo Suv (Sport Utility Vehicle); he encontrado la definición del acrónimo en internet: «Vehículo Deportivo Utilitario«, que no sabía. Enseguida empezaron las dificultades: dado que es un mes en el que los “diligentes comerciales” se han ido de vacaciones, las tiendas de coches estaban fastidiosamente desatendidas y casi con lista de espera para clientes. Me fui sentando en los coches preseleccionados, pero en ningún caso conseguí que me atendieran personalmente. Después de esperar excesiva y generosamente, acababa largándome. La cosa no pintaba bien, además los coches apenas me gustaban. Anodinos todos, los dichosos Suv pequeños (no tengo dinero para uno grande). Todos iguales, todos aburridos. Empecé a pensar que casi prefería mi viejo coche, al menos, además de la pátina del uso que siempre da carácter, está impregnado de mi manera de estar en el mundo. Ahora ya, a estas alturas, solo me valen las cosas con personalidad, la que sea, y que los objetos se signifiquen por algo…
La Fotografía: Mi viejo coche: destila pura concentración de mis fluidos vivenciales más auténticos. Aunque parezca feo, a mí no me lo parece. Llevaba demasiado tiempo conmigo. Lo vendí enseguida; es más, hoy ya no lo tengo.