COLECCIÓN DE MISCELÁNEAS
UNA: Sobre la homosexualidad.
No me preocupa la homosexualidad (me ayuda que no lo soy), luego no suelo pensar en ella más allá de la indignación que puede provocarme cualquier trato discriminatorio hacia personas de sexualidad distinta a la de los descerebrados que reaccionan agresiva e injustamente. La reacción ante cualquier decisión y ejercicio de la libertad personal sin daño para nadie es, sencillamente, abominable. Tanto o peor que el racismo, pero de cualquier modo del mismo rango moral.
“Roma organiza simbólicamente un gran número de dispositivos según la dicotomía pasivo-activo. La actividad es positiva; la pasividad, negativa. De ahí que la homosexualidad no sea ni buena ni mala en sí, pero es condenable para el que desempeña el papel pasivo y defendible para el que desempeña el papel activo. Se absuelve, pues, al sodomita, pero no al sodomizado, al que goza de la felación, pero no al que la realiza…» Michel Onfray (Sabiduría)
LA FOTOGRAFÍA: Una vez comprobada la hipocresía romana en cuanto a los valores de la práctica homosexual, que, de cualquier modo, no es tan apestosa como la moral judeocristiana en este aspecto (y en casi todos); nada tengo que decir sobre la fotografía, salvo que me gusta.