COLECCIÓN DE MISCELÁNEAS
CUATRO: Sobre la autoafirmación y el orgullo
Cuando vuelvo de mi paseo diario con Mister Brown, Naty y yo desayunamos y aprovechamos ese momento para charlar un rato. Hoy hemos hablado de la necesidad de autoafirmarnos sobre lo que hemos conseguido. Yo no tengo costumbre de manejar esos valores autocomplacientes porque apenas tengo argumentos que los sustenten. Naty es otra cosa: los tiene todos, es una mujer espléndida en todos los sentidos.
Nos decíamos, animándonos el uno al otro, que no tenemos por qué desdeñar nuestros logros; ambos realizamos un incesante esfuerzo diario por ser un poco mejores en todo lo que hacemos, sin que nadie nos lo pida. En mi caso, escribir y fotografiar, por ejemplo.
También en valores, actitudes y estilo de vida, cómo no. Por mi parte, intento construirme, con naturalidad y sin sobreactuaciones, sobre una mezcla de estoicismo y epicureísmo de rango propio, que no sé si llego a atisbar, porque no entiendo del todo de cosas filosóficas (soy un pensador que no piensa). Lo que sí sé es que ese empeño, a veces, hace que me sienta contento. Estoy convencido de que estos denodados esfuerzos son retardadores del envejecimiento y eso está bien.
“Se puede resumir la naturaleza estética de los antiguos con esta expresión del filósofo Tauro: Vita ornanda, «Hay que magnificar la propia vida, hacer de la vida una obra de arte». En la perspectiva de una ética estética, lo que es virtuoso es bello, y feo lo que no lo es. Por consiguiente, comportarse mal es feo. Dejarse llevar por la ira, desbordarse por los deseos, manifestar impaciencia, revolcarse en el placer, hundirse por la pérdida de un ser amado, temer la muerte, todo eso son cosas feas. Michel Onfray (Sabiduría)
La Fotografía: A falta de habilidades artísticas para crear sobre soportes convencionales, intento que la obra sea yo mismo. No sé si finalmente lo conseguiré.