11 SEPTIEMBRE 2021

DIGRESIÓN UNA. The Big Chill. (Reencuentro) EE. UU. (1983). Guion: Barbara Bendek y Lawrance Kasdan. Intérpretes: William Hurt, Kevin Kline, Tom Berenger, Glenn Close, Jeff Goldblum, Meg Tilly, Jo Beth, Maryu Kay Place, Jonathan Kasdan, Muriel Moore, Patricia Gaul, Don Galloway, Jake Kasdan, Meg Kasdan.
La otra noche, Naty y yo disfrutamos mucho con esta película, que ya habíamos visto hacía mucho tiempo. Cuando se estrenó yo tenía treinta años, la edad, más o menos, que tienen los protagonistas (Naty, sin embargo, era pequeña entonces, o no tanto). Para mí tenía muchas resonancias generacionales, meramente cronológicas, porque culturalmente la distancia era sideral. Mi gozosa empatía con esta historia tiene que ver con la inteligente modernidad de los personajes, tan cosmopolita, desprejuiciada, chispeante y lúcida; mientras que, en ese mismo año, aquí, yo mismo y el entorno con el que me relacionaba era desoladoramente encorsetado y estrecho (ahora también). Más allá de esas paletas comparaciones, la historia está admirablemente desarrollada con un ritmo trepidante y unos diálogos siempre inteligentes y rebosantes de sentido del humor. También, me parece, subyace en ella, en todo momento, la escenificación del cambio cultural entre la clase media joven e ilustrada en Estados Unidos. No sé cómo ha podido evolucionar culturalmente esa generación y clase social hasta llegar a este momento (es una pregunta a la que me gustaría tener respuesta, pero que no tendré). Quiero pensar que estupendamente, porque si en los ochenta mostraban una más que notable lucidez, no tienen por qué haberla perdido. Los críticos (que siempre tienden a dar la nota), pusieron entonces el acento en aspectos dramáticos y en ciertos tormentos que soportan los personajes (el reencuentro se produce porque asisten al entierro de uno de ellos que se ha suicidado) combatiendo una más que cuestionable infelicidad. Puede, pero yo apenas vi esa contradicción; sin embargo, lo que sí vi, fue a personas vitales, tiernas y abiertas a las mil posibilidades que los ofrecía la vida a su edad, ávidos de experimentar todo lo que les resultara estimulante vivencialmente. Guion espléndido,  dirección ágil y siempre entretenida. Los actores, irreprochables. Película generacional con la que, además de disfrutar, corres el riesgo de conjugar una cierta nostalgia.