EL MAPA DE LOS DÍAS
82. SÁBADO V (4 de septiembre de 2021)
Cinco y ocho minutos. Ahora me siento cansado, con sueño (no he dormido apenas).
Hace un rato me he puesto interesante de veras (diario de ayer).
Escribo deprisa, sin ni siquiera leer lo escrito y menos corregirlo; para qué. Siento la necesidad de preparar unos días de diario que me sirvan para irme tranquilo de viaje, sin mirar atrás. A ver qué tal me sale (el viaje).
Supongo que una de las inquietudes que aguijoneaba mi sueño era la pregunta de si volveré a follar o no. Lo imagino porque es una pregunta que me estoy haciendo ahora, en la vigilia. Temo que no. Todo dependerá de que una mujer me desee (altamente improbable) y me guste lo suficiente a mí, porque si no, No.
A los viejos no se los desea, se los elude. Ellos mismos, perdón, nosotros, nos esquivamos, porque somos unos petardos; bultos de carnes ajadas, macilentas e indeseables.
Ayer recibí una llamada equivocada de una señora (vieja) que me preguntó algo que tenía que ver con si había entrado agua en una iglesia (violentas tormentas en estos días). Le contesté que no tenía ni idea de lo que me hablaba. Se revolvió, incrédula y furiosa exigiéndome que la informara de en qué iglesia había entrado agua, porque ella hablaba habitualmente con un Arzobispo y que era católica, apostólica y romana. Le contesté que yo no era ninguna de las tres cosas y que me dejara en paz. El problema de los creyentes es que se creen que están en poder de alguna verdad y eso les autoriza a ser soberbios y prepotentes. Supongo que se piensan ungidos por la gracia de Dios. No me gustan esas gentes. Me irritó tanto porque yo quise ser amable y hacerla entender que se había equivocado de número de teléfono. Ella, aumentó la impertinencia. Finalmente, tuve que decirle: “señora, me está aburriendo con sus tonterías”, y colgué.
La Fotografía: Niños inocentes en manos de los creyentes. Deseo que les sea leve el adoctrinamiento.