DIARIO ÍNTIMO (10)
Últimamente Padezco Insomnio, pero se me pasará.
Nunca sufrí de esa molesta alteración. Ahora, en estos dos últimos meses, sí; casi a diario. Como no estoy familiarizado con esta alteración todavía no sé cómo afrontarla. Es más, estoy seguro de que se trata de una perturbación pasajera que acabará pronto, ya, de hecho, va reduciéndose. Son más las horas que consigo dormir seguidas.
El lamentable trastorno sucede más o menos como sigue: me duermo pronto (entre once y doce de la noche), en ese momento, cuando se me cierran los ojos, todo parece que irá estupendamente, pero dos horas después, me despierto y siento que no me volveré a dormirme en lo que quede de noche. Resignado y enfadado, me lanzo nerviosamente sobre el iPad y leo. Una hora después, más o menos, aparece una somnolencia que no permite seguir leyendo pero que tampoco es sueño del todo, sino atontamiento. Permanezco un rato así, soñando que duermo, y enseguida otra vez la recalcitrante vigilia se apodera de mí. Vuelvo a leer, pasa un tiempo y regresa la intranquila somnolencia. Esas idas y venidas hacen que en torno a las cinco me levante o siga con las nerviosas intermitencias hasta las seis y media, hora en la que ya no soporto tanto estúpido y molesto ajetreo.
Este relato nocturno no puede ser más banal, pero es lo que me sucede, y así lo cuento y lo fotografío.
Sería deseable que las horas de vigilia indeseada provocaran un estado de inspiración hipersensible que luego se tradujeran en maravillosas obras creativas; pero que va, el dichoso insomnio solo me provoca exasperación y cansancio.
Hoy, en vez del apartado de La Fotografía, últimamente habitual en mis diarios temáticos, dado que la de hoy se explica por sí sola; incluiré una cita, idónea, salvo porque yo, de heroicidad, nada de nada: “El insomnio es la única forma de heroísmo compatible con la cama”. Emile Cioran